Jeremías 7-9

Hoy vamos a leer los capítulos 7 al 9 de Jeremías.

En una ocasión Jesús entró al templo y lo llamó cueva de ladrones, no había cambiado mucho la relación del pueblo con su Dios, en los tiempos de Jeremías sucede lo mismo. El templo estaba lleno de ídolos que en su necedad adoraban.
El corazón endurecido se establece cuando no oímos la voz de Dios, la instrucción o incluso la exhortación que trae a nuestras vidas.
El pueblo decidió caminar en sus propios consejos, al no oír endurecieron su corazón, ahora su corazón malvado y no caminaron hacia adelante sino hacia atrás.
El mismo Dios no le da muchas esperanzas a Jeremías, de hecho le advierte: no te van a oír, no van a responder.
La condición era terrible, y nos podría hacer pensar, que nosotros no llegaríamos a ese extremo. Pero, no seamos prontos para ignorar algo que quizás Dios quiere que escuchemos. Pregúntate si has tapado tus oídos a su palabra, si has endurecido tu corazón.
El final de la porción de hoy se nos advierte, si alguien se gloríe en algo, no sea en su sabiduría, en su valentía o en su riqueza, gloríese en conocer al Señor.
Él les dijo: “Escucha mi voz, y seré a vosotros por Dios, y vosotros por pueblo, y andad en todo camino que os mande, para que os vaya bien.”