Lamentaciones 1-2

Hoy comenzamos un libro nuevo: Lamentaciones.
El título de este libro describe lo que encontramos en él: lamentos. Un lamento pretendía llamar la atención de aquellos que estaban alrededor y que se enteraran del dolor que se sentía.
Pero la intención no solo era llamar la atención de las personas, sino también llamar la atención de Dios.
Tradicionalmente se cree que fue escrito por Jeremías, justo después de que la ciudad de Jerusalén fuera destruida por orden de Nabucodonosor, y el pueblo fue llevado cautivo.
Contiene 5 poemas, uno por cada capítulo y con una forma muy interesante. Los poemas son acrósticos, esto quiere decir que están escritos con una estructura lógica, en ellos se recorre todo el alfabeto hebreo a través de cada primer letra de cada frase.
Hoy vamos a leer los capítulos 1 y 2 del libro de Lamentaciones
Estos primeros dos capítulos contienen 22 versículos cada uno, ya qué hay 22 letras en el alfabeto hebreo.
Había una razón para el castigo que habían recibido, el ejército de Babilonia había venido para destruir la ciudad, Dios les había advertido, pero ellos no reconocieron lo que hasta ahora pueden ver.
Fue su rebelión, su rebeldía en gran manera, su rebeldía en contra de su Palabra. Su pecado era la razón del por que había sido removida la ciudad.
Ahora lo puede ver, pero cuando los profetas enviados por Dios le confrontaban hacían oídos sordos, o mas bien abrían sus oídos a los falsos profetas que les hablaron vanidad y no descubrieron su pecado.
Que escuchemos cuando él nos habla, y no cuando sea tan tarde que su mano esté sobre nosotros.
Este era el pueblo de Dios, que Dios escogió y le hizo promesas que iba a cumplir, pero Dios es un Dios justo, que no puede dejar sin castigo al rebelde. Lo hace por amor.
Hemos escuchado acerca de él, como él es lento para la ira y grande en misericordia. Dios siendo lento para castigar, había esperado años el arrepentimiento de su pueblo. Pero al no verlo, llegó a su cumplimiento el día de su ira, el día de su furor.
Al leer del sufrimiento, del abandono, de la destrucción de la que eran objeto, solo les quedaba una cosa; derramar como agua su corazón ante la presencia del Señor.
Quizás eso es lo que tienes que hacer hoy, si lo haces, sé que encontrarás en Dios un refugio en estos momentos.