Daniel 1-3
El día de hoy lee los capítulos 1 al 3 de Daniel.
Daniel es llevado cautivo de Jerusalén a Babilonia por el rey Nabucodonosor cuando era un joven, el resto de su vida estará en medio de una cultura completamente ajena a la de su origen, en esta porción vemos su fidelidad al Dios de sus padres, a su Dios.
Esta fidelidad mostrada no le impidió formar parte de los consejeros del rey, así que tenía acceso al rey debido a su sabiduría e inteligencia.
Su fidelidad, junto a la de sus amigos, se observa al rechazar la porción de alimento que le entregaban, ellos no querían contaminarse con ella. Decidieron seguir a su Dios, en lugar de seguir la corriente de este mundo.
Así también, cuando les fue exigido postrarse y adorar una imagen del rey, no lo hicieron. Esto les llevó a ser sentenciados a morir, en un horno de fuego. Cuando, los tres amigos de Daniel, Sadrac, Mesac y Abed-Nego fueron echados al horno de fuego, les acompañó un cuarto hombre, uno que al verlo se le describió como: un hijo de los dioses.
Fueron librados del horno por el mismo Señor y no sufrieron ningún daño, ni siquiera sus ropas olían a fuego.
En palabras del mismo Nabucodonosor, ellos confiaron en su Dios.
Estos 4 hombres son un ejemplo para nosotros el dia de hoy, confiemos en nuestro Dios, el nos dará sabiduría y nos librará de su mano.
Daniel es llevado cautivo de Jerusalén a Babilonia por el rey Nabucodonosor cuando era un joven, el resto de su vida estará en medio de una cultura completamente ajena a la de su origen, en esta porción vemos su fidelidad al Dios de sus padres, a su Dios.
Esta fidelidad mostrada no le impidió formar parte de los consejeros del rey, así que tenía acceso al rey debido a su sabiduría e inteligencia.
Su fidelidad, junto a la de sus amigos, se observa al rechazar la porción de alimento que le entregaban, ellos no querían contaminarse con ella. Decidieron seguir a su Dios, en lugar de seguir la corriente de este mundo.
Así también, cuando les fue exigido postrarse y adorar una imagen del rey, no lo hicieron. Esto les llevó a ser sentenciados a morir, en un horno de fuego. Cuando, los tres amigos de Daniel, Sadrac, Mesac y Abed-Nego fueron echados al horno de fuego, les acompañó un cuarto hombre, uno que al verlo se le describió como: un hijo de los dioses.
Fueron librados del horno por el mismo Señor y no sufrieron ningún daño, ni siquiera sus ropas olían a fuego.
En palabras del mismo Nabucodonosor, ellos confiaron en su Dios.
Estos 4 hombres son un ejemplo para nosotros el dia de hoy, confiemos en nuestro Dios, el nos dará sabiduría y nos librará de su mano.