Ezequiel 13-15
El día de hoy vamos a leer los capítulos 13 al 15 del libro de Ezequiel.
Dios le estaba pidiendo a Ezequiel que profetizara en contra de los profetas de Israel. La razón era que ellos profetizaban de su propio corazón.
La manera en que fueron descritos por Dios es muy clara: eran personas insensatas, que sólo perseguían sus propios deseos, su propio espíritu. Los comparaba con zorras en los desiertos, personas que no estaban siendo de bendición a otros sino que estaban solos y sin fruto.
Eran personas que no estaban en la brecha ni siquiera habían edificado algo que protegiera al pueblo de Dios. Sólo veían vanidad.
Ezequiel pudo ver que no sólo en los montes altos se encontraban los ídolos, en realidad se encontraban en el centro del pueblo, en lo profundo, en el corazón.
Es de ahí de donde es muy difícil sacar un ídolo, dice en proverbios que guardemos nuestro corazón porque de él mana la vida. Nuestra vida refleja lo que hay en nuestro corazón.
La vida de estos profetas reflejaba quien dominaba sus corazones. Eran como una vid inútil.
La vid no produce madera para edificar algo, no tiene la fuerza para que pueda resistir peso, o para construir. La vid sólo puede producir fruto o ser usada como combustible para encender un fuego.
El juicio de Dios se estaba acercando.
¿Qué es lo que está en tu corazón? ¿En qué están enfocados tus ojos? ¿Estás produciendo fruto?
Solo Cristo, puede transformar nuestras vidas, reenfocar nuestra vista y producir fruto para bendecir a los que están a nuestro alrededor.
Dios le estaba pidiendo a Ezequiel que profetizara en contra de los profetas de Israel. La razón era que ellos profetizaban de su propio corazón.
La manera en que fueron descritos por Dios es muy clara: eran personas insensatas, que sólo perseguían sus propios deseos, su propio espíritu. Los comparaba con zorras en los desiertos, personas que no estaban siendo de bendición a otros sino que estaban solos y sin fruto.
Eran personas que no estaban en la brecha ni siquiera habían edificado algo que protegiera al pueblo de Dios. Sólo veían vanidad.
Ezequiel pudo ver que no sólo en los montes altos se encontraban los ídolos, en realidad se encontraban en el centro del pueblo, en lo profundo, en el corazón.
Es de ahí de donde es muy difícil sacar un ídolo, dice en proverbios que guardemos nuestro corazón porque de él mana la vida. Nuestra vida refleja lo que hay en nuestro corazón.
La vida de estos profetas reflejaba quien dominaba sus corazones. Eran como una vid inútil.
La vid no produce madera para edificar algo, no tiene la fuerza para que pueda resistir peso, o para construir. La vid sólo puede producir fruto o ser usada como combustible para encender un fuego.
El juicio de Dios se estaba acercando.
¿Qué es lo que está en tu corazón? ¿En qué están enfocados tus ojos? ¿Estás produciendo fruto?
Solo Cristo, puede transformar nuestras vidas, reenfocar nuestra vista y producir fruto para bendecir a los que están a nuestro alrededor.