Ezequiel 16-17

En este día de lectura, lee los capítulos 16 y 17 de Ezequiel.
Israel, el pueblo escogido por Dios, se presenta en este pasaje como una esposa para Dios, no la había encontrado hermosa, sino que Él la había rescatado, restaurado, la había hecho preciosa para sí mismo.
Habiendo visto cómo Dios había castigado el pecado de otras naciones, Israel decidió seguir ese mismo camino de pecado. Incluso peor.
Dejó su privilegio de esposa del Señor, para convertirse en amante de otros dioses y peor aún, como una ramera que pagaba por los servicios de sus amantes.
La traición de Jerusalén es terrible, de lo más bajo. Dios se encarga de presentarnos este relato que lo único que nos hace pensar es: ¿Cómo se atrevió a traicionarlo así? ¿En qué estaba pensando?
En ocasiones, esas son las preguntas que debemos hacernos a nosotros mismos: ¿Cómo me atrevo a traicionar a Dios, en qué estaba pensando?
Dios quiere nuestro corazón entero, nuestra vida entera, no un corazón dividido, él sabe que si continuamos así entregaremos el corazón a otros dioses.
La misma noticia que al final reciben, es la misma noticia que podemos recibir. Hay perdón de pecados en Cristo Jesus. Solo ven de regreso a él, arrepentido, arrepentida, y recibe su amor y su perdón.
¿Acaso Dios ignorará toda su traición? ¿Toda nuestra rebelión?
No
Jesus, el Hijo de Dios, recibió el castigo que nosotros merecíamos, para rescatarnos y restaurarnos. El ya lo hizo por ti, ¿que estas esperando?
Regresa a El.