Ezequiel 18-20
Lee Ezequiel 18 al 20, esa es nuestra porción del día de hoy.
Había una excusa que el pueblo tenía para justificar su pecado. Los hijos le echaban la culpa a la rebeldía de sus padres, de esa manera no se responsabilizan de sus propios pecados.
Un dicho muy común en nuestra cultura es: “de tal palo, tal astilla O este otro: “hijo de tigre, pintito.”
Y sin quererlo o concientemente decimos: ”y cómo podríamos esperar otra cosa de él si su padre era un borracho.”
Dios le dijo a su pueblo, que ya no podrían usar esa excusa. El juzgaría a cada persona por su pecado.
Sin duda, necesitamos un corazón nuevo, y nosotros mismos no lo podemos crear, necesitamos de Dios para esto. El está dispuesto a transformarnos.
Cuándo pensamos que Dios juzgará todas nuestras acciones, debemos de entender que él es un Dios justo, nunca juzgaría injustamente a alguien pues él conoce todo de nosotros.
El no quiere la muerte del impío, él lo que desea es que se convierta y viva.
Había una excusa que el pueblo tenía para justificar su pecado. Los hijos le echaban la culpa a la rebeldía de sus padres, de esa manera no se responsabilizan de sus propios pecados.
Un dicho muy común en nuestra cultura es: “de tal palo, tal astilla O este otro: “hijo de tigre, pintito.”
Y sin quererlo o concientemente decimos: ”y cómo podríamos esperar otra cosa de él si su padre era un borracho.”
Dios le dijo a su pueblo, que ya no podrían usar esa excusa. El juzgaría a cada persona por su pecado.
Sin duda, necesitamos un corazón nuevo, y nosotros mismos no lo podemos crear, necesitamos de Dios para esto. El está dispuesto a transformarnos.
Cuándo pensamos que Dios juzgará todas nuestras acciones, debemos de entender que él es un Dios justo, nunca juzgaría injustamente a alguien pues él conoce todo de nosotros.
El no quiere la muerte del impío, él lo que desea es que se convierta y viva.