Ezequiel 28-30
Lee Ezequiel capítulo 28 al 30 en nuestra lectura del día de hoy
El príncipe de Tiro lucha con lo mismo todo ser humano lucha, querer ser Dios. Desde el principio, en la creación dentro del huerto, Satanás tentó a la mujer precisamente con esta idea: si comes de ese fruto serás como Dios.
Nuestro corazón se llena de orgullo y queremos decidir qué es bueno para nosotros, poner nosotros mismos las reglas, que se nos rinda pleitesía en todo momento.
Detrás de esta idea, está Satanás, es por eso que en una porción del capítulo 28 nos parece que Dios le está hablando directamente a él. Que culmina con la decisión de Dios de arrojarlo fuera, de echarlo del lugar que tenía. Un lugar cercano a la presencia de Dios.
Proverbios 16:18 dice: “antes del quebrantamiento es la soberbia, y antes de la caída la altivez de espíritu.”
Así como el rey de Egipto, faraón, se sentía imparable como un monstruo que nadie puede dominar, así somos nosotros. Pero para Dios somos solamente un báculo de caña que puede ser quebrantado fácilmente por el.
A faraón, Dios quebrantó su brazo, rompió con la fuerza que él creía tener.
¿Qué es lo que crees que tienes? Dios puede quebrantarnos fácilmente, mientras más pronto mejor. No luches con alguien que de antemano sabes que no puedes derrotar. O lucha, pero solo triunfarás cuando seas vencido.
Humíllate y deja que Él te levante.
El príncipe de Tiro lucha con lo mismo todo ser humano lucha, querer ser Dios. Desde el principio, en la creación dentro del huerto, Satanás tentó a la mujer precisamente con esta idea: si comes de ese fruto serás como Dios.
Nuestro corazón se llena de orgullo y queremos decidir qué es bueno para nosotros, poner nosotros mismos las reglas, que se nos rinda pleitesía en todo momento.
Detrás de esta idea, está Satanás, es por eso que en una porción del capítulo 28 nos parece que Dios le está hablando directamente a él. Que culmina con la decisión de Dios de arrojarlo fuera, de echarlo del lugar que tenía. Un lugar cercano a la presencia de Dios.
Proverbios 16:18 dice: “antes del quebrantamiento es la soberbia, y antes de la caída la altivez de espíritu.”
Así como el rey de Egipto, faraón, se sentía imparable como un monstruo que nadie puede dominar, así somos nosotros. Pero para Dios somos solamente un báculo de caña que puede ser quebrantado fácilmente por el.
A faraón, Dios quebrantó su brazo, rompió con la fuerza que él creía tener.
¿Qué es lo que crees que tienes? Dios puede quebrantarnos fácilmente, mientras más pronto mejor. No luches con alguien que de antemano sabes que no puedes derrotar. O lucha, pero solo triunfarás cuando seas vencido.
Humíllate y deja que Él te levante.