Mateo 17-19
Hoy vamos a leer los capítulos 17 al 19 de Mateo.
Jesus una vez mas muestra su poder en estos capítulos, pero también habla y enseña. Enseña acerca de las responsabilidades civiles como el pago de impuestos, sobre el orgullo y el peligro de sentirse superior a los demás, sobre el poner tropiezo en la fe de un hermano, sobre el perdón unos a otros y sobre el divorcio.
El toca temas que nos rodean en nuestra vida diaria, y Jesus tiene algo que decir acerca de nuestro caminar diario. Conoce nuestras debilidades y nuestros fracasos, pero también conoce aquellas cosas en las que nos sentimos fuertes, aunque solo sea una ilusión.
¿Por que el puede hablar de todo esto? ¿Tiene Jesús autoridad para hacerlo?
Claro que si.
Cuando el sube junto a Pedro, Juan y Jacobo al monte, Jesus demuestra quien realmente es. El milagro de la transfiguración no está en el hecho de mostrar quien realmente él es, sino en no mostrarlo el resto del tiempo.
El rostro de Jesús resplandeció como el sol, sus ropas se hicieron como luz y junto a él aparecieron Moises y Elías. Uno puede entender el asombro de Pedro a través de sus palabras.
Pero más nos sorprende la voz que se escucha desde la nube.
“Este es mi hijo amado, en quien tengo complacencia, a él oíd”
Sin duda, tenemos que oírlo, él tiene algo que decir con respecto a nuestra vida diaria.
¿Ya lo escuchaste hoy?
Jesus una vez mas muestra su poder en estos capítulos, pero también habla y enseña. Enseña acerca de las responsabilidades civiles como el pago de impuestos, sobre el orgullo y el peligro de sentirse superior a los demás, sobre el poner tropiezo en la fe de un hermano, sobre el perdón unos a otros y sobre el divorcio.
El toca temas que nos rodean en nuestra vida diaria, y Jesus tiene algo que decir acerca de nuestro caminar diario. Conoce nuestras debilidades y nuestros fracasos, pero también conoce aquellas cosas en las que nos sentimos fuertes, aunque solo sea una ilusión.
¿Por que el puede hablar de todo esto? ¿Tiene Jesús autoridad para hacerlo?
Claro que si.
Cuando el sube junto a Pedro, Juan y Jacobo al monte, Jesus demuestra quien realmente es. El milagro de la transfiguración no está en el hecho de mostrar quien realmente él es, sino en no mostrarlo el resto del tiempo.
El rostro de Jesús resplandeció como el sol, sus ropas se hicieron como luz y junto a él aparecieron Moises y Elías. Uno puede entender el asombro de Pedro a través de sus palabras.
Pero más nos sorprende la voz que se escucha desde la nube.
“Este es mi hijo amado, en quien tengo complacencia, a él oíd”
Sin duda, tenemos que oírlo, él tiene algo que decir con respecto a nuestra vida diaria.
¿Ya lo escuchaste hoy?