Mateo 22-23

Estamos en el Evangelio de Mateo y nuestra lectura de hoy son los capítulos 22 y 23.
Jesus está siendo cuestionado, puesto a prueba, fue declarado por Juan el Bautista que él era el cordero de Dios, y como si fuera un cordero está siendo revisado por las autoridades religiosas.
Está muy cerca el momento en que Jesus entregue su vida en la cruz.
Con sus preguntas, ellos quieren sorprenderle, quieren tentarle. Pero Jesus al responder cada pregunta está sorprendiéndolos a ellos, está probando dónde está realmente su corazón.
¿Has sentido esto alguna vez?
Queriendo poner a prueba a Dios, en realidad estamos siendo probados, y Dios nos permite, en su misericordia, ver nuestra realidad.
Pero los fariseos, los saduceos, aquellos que cuestionaban a Jesus no pueden ver, no pueden ver quien es Jesus, ni quienes son ellos mismos en realidad.
En esta porción hay una frase que siempre me llama la atención: “Dad, pues, a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios.”
Con esto Jesús no solo enseña acerca de nuestras responsabilidades civiles, sino que también nos enseña nuestra respuesta al darnos cuenta que somos de Dios.
A través de todo este año, leyendo la Palabra, algo nos ha quedado claro: Dios nos hizo.
Y si él nos hizo, somos suyos.
Por lo tanto, tenemos que darle a Él, lo que le pertenece: Nuestra vida.