Mateo 26
Lee el capítulo 26 del evangelio de Mateo en nuestra lectura de hoy.
La ultima semana antes de que Jesus fuera entregado sucedieron momentos que apuntaban hacia lo que iba a suceder. Como los sacerdotes, los escribas y los ancianos del pueblo haciendo un plan para arrestar a Jesus. No sin antes Jesús advirtir una vez más que eso iba a suceder.
La mujer en casa de Simon el leproso, derramando un perfume sobre él, no estaba haciendo otra cosa sino prepararlo para su sepultura.
Judas acudiendo a los principales sacerdotes para entregarlo.
La cena de la pascua que celebró él con sus discípulos apuntaban a como él iba a entregar su cuerpo y derramar su sangre, así apuntando hacia un nuevo pacto. Jesus tomaría unas horas después de eso, nuestro lugar en la cruz. Sufriendo el castigo de nuestra paz, como lo anunció el profeta Isaias.
Y nada iba a impedir que eso sucediera, Jesus se entrego a la voluntad de su Padre en oración, mientras los discípulos nos enseñan lo peor de ellos, hacen promesas que no van a poder cumplir, se duermen cuando son invitados a velar y orar, se atreven a luchar físicamente una lucha que claramente es espiritual.
Su obediencia hasta la muerte nos inspira a seguir sus pasos, ¿estás dispuesto a todo para hacer la voluntad de Dios?
La ultima semana antes de que Jesus fuera entregado sucedieron momentos que apuntaban hacia lo que iba a suceder. Como los sacerdotes, los escribas y los ancianos del pueblo haciendo un plan para arrestar a Jesus. No sin antes Jesús advirtir una vez más que eso iba a suceder.
La mujer en casa de Simon el leproso, derramando un perfume sobre él, no estaba haciendo otra cosa sino prepararlo para su sepultura.
Judas acudiendo a los principales sacerdotes para entregarlo.
La cena de la pascua que celebró él con sus discípulos apuntaban a como él iba a entregar su cuerpo y derramar su sangre, así apuntando hacia un nuevo pacto. Jesus tomaría unas horas después de eso, nuestro lugar en la cruz. Sufriendo el castigo de nuestra paz, como lo anunció el profeta Isaias.
Y nada iba a impedir que eso sucediera, Jesus se entrego a la voluntad de su Padre en oración, mientras los discípulos nos enseñan lo peor de ellos, hacen promesas que no van a poder cumplir, se duermen cuando son invitados a velar y orar, se atreven a luchar físicamente una lucha que claramente es espiritual.
Su obediencia hasta la muerte nos inspira a seguir sus pasos, ¿estás dispuesto a todo para hacer la voluntad de Dios?