Mateo 27-28

El día de hoy terminamos el evangelio de Mateo, lee los capítulos 27 y 28.
El arresto y la muerte de Jesús está envuelto en difamaciones, traición, burlas, incluso Justo antes de entregar su espíritu.
Es tan brutal que nos hace cuestionarnos el por qué hicieron tal cosa.
Pilato sabía que por envidia lo habían entregado, y por más que preguntaba ¿qué mal ha hecho? Ellos en lugar de responder, exigían su muerte en la cruz. El silencio de Jesús ante las acusaciones lo deja maravillado.
Los hechos, por otro lado, hablan fuerte y claro.
El velo roto de arriba a abajo en el templo, los muertos saliendo de sus tumbas y regresando a casa. La tumba vacía, donde su cuerpo había sido puesto. El cumplimiento de todo lo que él había declarado sobre su muerte y resurrección dejaban en evidencia lo que ese centurión al pie de la Cruz dijo: verdaderamente este era Hijo de Dios.
Con una pequeña pero importante diferencia: no era, sino que es Hijo de Dios. El está vivo y le da esta comisión a sus discípulos: ir y hacer discípulos, predicando el evangelio.
¡La muerte fue derrotada! ¡Esa es una gran noticia!